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Confirmación

La confirmación es uno de los siete sacramentos de la Iglesia.

¿Qué es la confirmación?

La Confirmación es uno de los siete sacramentos de la Iglesia. Se considera un paso importante en la vida de un cristiano, ya que fortalece y profundiza la fe del creyente. A continuación, exploraremos algunos aspectos clave de este sacramento:

1. Significado y propósito

  • Confirmación: El término “confirmación” proviene del latín “confirmare”, que significa “fortalecer”. En este sacramento, el fiel recibe el don del Espíritu Santo para fortalecer su relación con Dios y la comunidad cristiana.
  • Propósito: La Confirmación es un momento en el que el creyente renueva las promesas bautismales y se compromete a vivir plenamente como discípulo de Cristo. Es una oportunidad para recibir los dones del Espíritu Santo, como la sabiduría, el entendimiento, el consejo, la fortaleza, la piedad, la ciencia y el temor de Dios.

2. Ritos y celebración

  • Unción con el Santo Crisma: Durante la ceremonia de Confirmación, el obispo o el sacerdote unge al confirmando en la frente con aceite consagrado llamado “Santo Crisma”. Esta unción simboliza la presencia del Espíritu Santo.
  • Imposición de manos: El ministro impone las manos sobre el confirmando, invocando al Espíritu Santo para que descienda sobre él.
  • Nombre de Confirmación: El confirmando elige un nombre de confirmación (generalmente el nombre de un santo) como parte del rito.

3. Preparación

  • Catequesis: Antes de recibir la Confirmación, los candidatos participan en un proceso de formación llamado catequesis. Aprenden sobre la fe, la doctrina y la importancia de este sacramento.
  • Edad y Discernimiento: La Confirmación generalmente se administra a adolescentes, pero también puede ser recibida por adultos. Es importante que el confirmando esté preparado y haya discernido su compromiso con la fe.

4. Efectos

  • Plenitud del Espíritu Santo: La Confirmación completa la gracia del Bautismo y sella al creyente con el Espíritu Santo. Se le concede una mayor participación en la misión de la Iglesia.
  • Fortaleza y Valentía: El Espíritu Santo otorga fortaleza para vivir como testigo de Cristo en el mundo, incluso en momentos de dificultad.