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Beatos Mexicanos: Beato Bartolomé Días Laurel

bartolome dias laurelNació en el barrio histórico de El Pozo de la Nación, en el centro de la Ciudad de los Reyes y Puerto de Acapulco en 1599. Como Fraile Franciscano misionó en Manila y Japón, de 1617 a 1627, como catequista, enfermero y fiel compañero del padre Fray Francisco de Santamaría, su superior religioso.

En la primitiva Iglesia de Acapulco recibió los sacramentos de la iniciación cristiana. Se dice que, como la mayoría de los vecinos de entonces, ejerció los humildes oficios de tejedor de redes y pescador, para ayudar a sus padres, quienes sin duda fueron muy pobres. En aquel tiempo habían llegado al vecindario los Franciscanos Descalzos de la Provincia de San Diego de México, llamados “dieguinos” por esa razón, iniciaron la construcción, en 1606, de un Convento con hospedería y hospital, fundado en 1607 bajo el nombre de Nuestra Señora de Guía.

Fue precisamente el clima espiritual de los Descalzos el que enamoró a nuestro Bartolomé. Búsqueda radical del seguimiento de Cristo pobre y sufriente, según el ideal de San Francisco de Asís, en el compromiso de una vida en comunidad, bajo la obediencia estrictísima del Padre Superior, pero también al servicio del hermano que sufre, de los enfermos y en las misiones; distinguiéndose en la importancia del hábito y el andar descalzos.

En el Convento de Nuestra Señora de Guía de Acapulco surgió su vocación religiosa. Para su formación es enviado al noviciado del Convento de San Buenaventura en Valladolid (hoy Morelia, Michoacán), donde recibió el hábito por primera vez el 13 de mayo de 1615, de manos del R. P. Fray Miguel Tolón y, por segunda ocasión, el 17 de octubre de 1616, de manos del R. P. Fray Alonso de Santa María; esto implica que, como San Felipe de Jesús, dejó el convento por espacio de un año, por causas que desconocemos; pero fue readmitido como señal de su intachable conducta. Allí profesó como Hermano Lego el 17 de octubre de 1616 en manos del R. P. Fray Antonio de la Cruz.

A finales de 1619 sale del Puerto de Acapulco hacia Filipinas “en la flor de sus años”; tocado por el extremo de la divina caridad. Ya en Filipinas, de 1620 a 1623, ejercerá su apostolado misionero siempre como fiel compañero y servicial del padre Fray Francisco de Santa María, en Manila y su región. Con diligencia, servía a los enfermos, aprendiendo bien el lenguaje japonés, conociendo las muchas enfermedades y medicamentos que las aliviaban.

Vestido de japonés, atendía las necesidades de los fieles por los montes, en los bosques, entre las grutas, o por la ciudad y los pueblos; empeñándose en la conversión de los paganos, Servicial y asistente del padre Santa María, precediéndolo con el fardo de utensilios para celebrar la Santa Misa y con los medicamentos para curar los enfermos. Gracias a su pericia  en el arte médica entraba en las casas y,  en los tugurios de los pobres administraba la medicina a los enfermos, empeñándose en confortarlos en la fe si eran cristianos o en catequizarlos si eran infieles, dando lugar al padre Santa María para cumplir el resto. Todo ello, en medio de una fiera y universal persecución contra la Iglesia.

En Nagasaki, Japón, murió quemado a fuego lento el 17 de agosto de 1627 en la colina de Nishizaka. Sufrió el martirio junto con un grupo de otros 14 cristianos, entre ellos: un presbítero, Fray Francisco de Santa María; un laico de la primera Orden, Fray Antonio de San Francisco; cuatro laicos terciarios dominicos (Caio Jiyemon, Fraisco Kurobioye, Magdalena Kiota y Francisca) y ocho laicos terciarios franciscanos (Gaspar Vas y su esposa María, Tomás Vó, Francisco Cufioye, Lucas Kyemon, Miguel Kizayemon, Luis Matzuo, Martín Gómez). Cinco, quemados vivos; los demás, decapitados.

Fue beatificado por el Papa Pío IX en un grupo de 205 mártires del Japón, el 7 de julio de 1867, en la Patriarcal Basílica de San Pedro en Roma.

En 1940, la Diócesis de Chilapa lo honra como patrón del catecismo. El 4 de noviembre de 1951, el Siervo de Dios, Monseñor Don Leopoldo Díaz Escudero, Obispo de Chilapa, celebra un Solemne Pontifical en la Parroquia de Acapulco en memoria de nuestro Beato.

El 18 de agosto de 1989 el Señor Arzobispo de Acapulco, Don Rafael Bello Ruiz, lo proclama patrón del catecismo. En 1992 dedica una Iglesia en el barrio histórico de Petaquillas, en el centro de la ciudad de Acapulco, donde año con año se celebra al beato con especial esmero.

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