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Religiones: 5.3) Religiones orientales > Las iglesias monofisitas

Aquellos grupos de cristianos que sostenían la doctrina defendida por el monje Eutiques de que Cristo sólo tenía una naturaleza (monos-fisis) fueron condenados por el Concilio de Calcedonia y fueron denominados «monofisitas». Esta doctrina se extendió por todo el imperio bizantino, lo que dio lugar al establecimiento de Iglesias que no afirmaban el «difisismo» de la Iglesia común, apoyado también por el emperador o «melquita». Así fueron surgiendo las primeras cuatro Iglesias monofisitas o no melquitas: en Egipto, en Etiopía, en Armenia y en Siria. Todas ellas independientes, aunque con un origen común.

La iglesia copta ortodoxa

El cristianismo llegó a Egipto desde sus inicios, y debe a San Marcos la evangelización de estas tierras regadas por el Nilo. Los coptos o cristianos de Egipto, tras la celebración del Concilio de Calcedonia, siguieron el monofisismo. Actualmente están gobernados por Shenouda III, Patriarca de San Marcos.

La situación de esta Iglesia, ubicada en medio del mundo musulmán, tiene especiales dificultades para hacerse oír en el exterior; por consiguiente, también para entablar diálogo con otras Iglesias y concretamente con Roma. No obstante, una primera tentativa de unión fue sellada en el Concilio de Florencia (4 de febrero de 1442) por el monje Andrés, representante de la jerarquía copta, mediante la Bula Cantate Domino.

El unionismo de antaño ha dado paso al ecumenismo actual con el llamado «diálogo de la caridad» o de gestos fraternos que tiene esta Iglesia, como el resto de las monofisitas. El Patriarca Shenouda ya visitó al Papa Pablo VI y ambos, como fruto de este encuentro, firmaron el 10 de mayo de 1973 una Declaración común: en ella se afirma que la divinidad de Cristo «está unida a su humanidad en una unión real, perfecta, sin mezcla, sin confusión, sin alteración, sin división, sin separación».

Las diferencias entre la Iglesia católica y la Copta ortodoxa, objeto del diálogo teológico, fueron alimentadas por factores no teológicos y mantenidas por las vicisitudes históricas de aislamiento o dispersión en medio del mundo musulmán. Por ejemplo, el Patriarca Shenouda III estuvo confinado entre 1982 y 1985.

Una Comisión mixta, reunida en varias ocasiones, ofrece el resultado de sus estudios en Relaciones y Comunicados, publicados en el Enchiridion Oecumenicum editado en Salamanca. Ambas iglesias aprobaron en junio del 79 unos principios que orienten el camino hacia la unidad.

En su reciente viaje a Egipto y al Sinaí, en febrero, Juan Pablo II pudo encontrarse, como gesto fraterno, con el Patriarca Shenouda y fieles de esta Iglesia. Sin embargo, el diálogo teológico actualmente no tiene el mismo ritmo que en sus inicios.

La iglesia etíope ortodoxa

Esta Iglesia es hija de la anterior, con la que estuvo unida hasta 1959. Ha tenido que convivir con el régimen marxista de Etiopía y, con frecuencia, en medio de guerras y calamidades humanas (Sin embargo, sigue siendo de una de las iglesias no calcedonianas con mayor número de fieles)

No debe, pues, extrañar que entre los católicos y los coptos de Etiopía no se haya iniciado todavía un diálogo teológico estable, diálogo que vendría a coincidir con el de los coptos de Egipto.

Sin embargo, dos de los últimos máximos jerarcas etíopes han visitado al Papa en Roma: el Abuna Tekle Hamainot, que estuvo el 17 de octubre de 1981, y el Abuna Paulos, el 16 de junio de 1993. A este último, el Papa le dijo que «compartimos la misma fe recibida de los Apóstoles, los mismos sacramentos y el mismo ministerio radicado en la sucesión apostólica».

La iglesia armenia

Está organizada esta Iglesia en cuatro patriarcados, con sedes en Etchmiadzin, Jerusalén, Constantinopla y Cilicia. Debe su origen a los apóstoles Bartolomé y Tadeo, quienes evangelizan la Armenia y más tarde Gregorio el Iluminador organiza esta Iglesia. El monofisismo llegó a Armenia en el año 506 y se acepta como reacción contra Bizancio. Ha vivido esta Iglesia en medio de invasiones y guerras, sufriendo una fuerte emigración.

Los contactos con Roma son relativamente frecuentes. Las visitas de Pablo VI y Juan Pablo II a Tierra Santa y Constantinopla fueron ocasiones para entrevistarse con las jerarquías armenias de estos lugares. Por parte armenia han visitado a Pablo VI los jerarcas armenios de Cilicia, Etchmiadzin y Estambul. De todas las visitas a Roma habría que destacar las efectuadas por los Patriarcas de todos los armenios Vasken I en 1970 y Karekin I en 1983, 1987, 1996 y 1999. Al encuentro de Asís, propiciado por Juan Pablo II en 1987, acudió también la jerarquía armenia. No debe, pues, extrañar, que el Papa Juan Pablo II, poco antes de morir Karekin I en junio de 1999, tuviera intención de visitar, en viaje relámpago desde Polonia, al moribundo Patriarca, quien meses antes le había invitado a visitar Armenia.

Puede afirmarse que el diálogo teológico no existe, pero se ve recompensado por el fuerte «diálogo de la caridad» y por el caluroso trato fraterno que las comunidades armenias unidas a Roma alientan. También hay que recodar el precedente infructuoso de la unión suscrita en el Concilio de Florencia por la Bula Exultate Deo el 22 de noviembre de 1439.

La iglesia sirio ortodoxa

La separación originada en el Concilio de Calcedonia afectó, en primer lugar, a la comunidad cristiana de Antioquía. Quienes aceptaron el monofisismo fueron inicialmente perseguidos por los emperadores bizantinos y, ya casi al borde de su desaparición, organiza esta Iglesia Jacobo Baradeo, apoyado por la emperatriz Teodora y consagrado obispo, lo que valió el calificativo a esta Iglesia de «jacobita».

Los contactos de esta Iglesia con Roma surgen en la época de las cruzadas, y posteriormente se materializan con la firma de la unión en el Concilio de Florencia el 30 de noviembre de 1444 mediante la Bula Multa et admirabilia. Como ocurrió con el resto de las Antiguas Iglesias Orientales, la unión resultó un fracaso.

En tiempos más recientes esta Iglesia ha cultivado tanto las visitas de sus jerarcas a Roma (Mar Ignacio Jacobo III en 1971 y 1980, y Mar Ignacio Zakka I Iwas en 1984), como una importante Declaración común suscrita el 23 de junio de 1984 por el que ambas Iglesias autorizan a sus fieles recibir de la otra Iglesia en determinadas circunstancias los sacramentos de la penitencia, eucaristía y unción de enfermos.

Un caso singular es la Iglesia Siria Ortodoxa del Oriente o Malankar, filial de la anterior aunque independiente desde 1912, que tiene dos documentos sobre el matrimonio y la comunión eucarística (1990) como resultado de su diálogo con Roma.

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