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Perdiódico mural 28 enero 2018

ESTE MES

Intenciones de oración del Papa Francisco de este mes

Por la evangelización: Minorías religiosas en Asia. Para que, en los países asiáticos, los cristianos, como también las otras minorías religiosas, puedan vivir su fe con toda libertad.

Intención del obispo para este mes

Para que este año dedicado a la juventud, rinda abundantes frutos en el discernimiento del llamado y la misión que cada joven tiene.

Frase

«La fe se descubre en los detalles más sencillos de la vida y se convierte en un grande testimonio de confianza en Dios y servicio a los hermanos»
Padre C. Jorosu.

ESTE DOMINGO

Medita el evangelio

Del santo evangelio según san Marcos (1,21-28):

En aquel tiempo, se hallaba Jesús en Cafarnaúm y el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué quieres Tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios».

Jesús le ordenó: «¡Cállate y sal de él!»
El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: «¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen». Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús inicia su predicación anunciando la llegada del Reino. Interpela al mundo con la necesidad de la conversión. Recluta a sus primeros seguidores… Reino, conversión y llamada, son realidades inseparables que desde entonces vivimos en la Iglesia.

Desde que Cristo nace, se ha cumplido el tiempo. Dios interviene en la historia del hombre fundando su Reino en el corazón de cada discípulo. Y desde entonces hasta hoy, el mensaje, no ha sido otro sino la preparación para le llegada definitiva del Reino de Dios. Para ello, se ha querido valer de tantas almas consagradas a su servicio. Los sacerdotes, los diáconos, obispos y papas, las religiosas y religiosos dedicados a la vida contemplativa o al apostolado, a la educación o a las misiones en tierras lejanas… Todos ellos han sido la prolongación de las obras de Nuestro Señor.

Pero la hora aún no ha llegado, ni parece venir pronto. Es obvio que no conoceremos el día ni la hora del final de los tiempos. Y por eso mismo, es necesario vivir preparados. Debemos entender, que cuando Cristo proclama el Reino, como un tiempo cumplido, se trata igualmente del tiempo concedido a cada uno de nosotros.
El tiempo de nuestra vida, en la que debemos obrar siempre el bien. Pero no un bien ideal. El bien que tiene el rostro de cuantos nos rodean: hermanos, amigos, hijos, esposo, empleados y compañeros de trabajo; pobres y enfermos… Darse a sí mismo para procurar el bien de los demás. De ésto se nos pedirán cuentas al final de nuestra vida.

El evangelio nos muestra a Cristo como el Maestro poderoso. Y no sólo porque enseña en la sinagoga, como lo hacían en sus tiempos tantos otros judíos piadosos, sino porque va a obrar uno de tantos prodigios: expulsar un demonio. Así, el simple maestro Galileo, se presenta como el profeta poderoso. No en vano decía la gente que enseñaba con autoridad, y no como los escribas y fariseos, que sólo cargaban al pueblo con los preceptos de la ley. Cristo es el hombre más impactante que haya conocido la humanidad en toda su historia.

De Él se ha escrito, muchísimo más que de cualquier otro tema. Su vida y sus milagros han sido admirados o negados, creídos o refutados, durante los veinte siglos que le han seguido. Y su persona se plantea como el máximo representante de cuantos han sabido remar contra corriente.

Cristo sigue interpelando al hombre de todos los tiempos, para que se coloque con él, o contra él. Desafortunadamente no hay más posiciones. Y siempre tendremos que decidir: Cristo o nuestro egoísmo. Cristo o nuestra sensualidad. Jesús mismo hablaba de que no se puede servir a dos señores. Es imposible encender una vela a Dios y otra al diablo…

Vemos que no es fácil mantenerse fiel a las enseñanzas del Maestro, y que por más buenas intenciones que tenemos en hacer el bien y ayudar a los demás, no siempre conquistamos nuestras metas. Sin embargo, no tenemos que amilanarnos. Hay que confiar y pedir a Cristo la fuerza para dar la cara por Él y por su Reino, del mismo modo que Él dio la vida por nosotros…

Dar la cara es no dejarse confundir por las sectas, ni dejar que otros se dejen. Dar la cara es estudiar la propia fe, para dar respuestas convincentes, a cuantos atacan al Papa, al Magisterio y la moral cristiana, sabiendo que sólo en Cristo está la Verdad. Y que sólo Cristo salva..

Oración

Señor, son muchas las inmundicias que rodean mi entorno social. No debo, inocentemente, pensar que mi familia y yo estamos exentos a su influencia ni que no contribuimos, un poco o un mucho, a esta triste realidad. Por ello te pido que ilumines mi mente y mi corazón para que crezca en el amor.

Gracias, Señor, por enseñarme que lo fundamental en mi vida es la caridad. Ayúdame a amar a mi prójimo con el mismo amor con que te amo a Ti. Dame la gracia de descubrirte y servirte en los demás, porque eso es la verdadera fe cristiana. El milagro de la curación del hombre poseído por un espíritu inmundo me recuerda que quieres hacer conmigo el mayor de los milagros: mi santidad.

ESTA SEMANA

Medita las siguientes citas bíblicas esta semana:

Domingo
28 enero
Dt 18, 15-20
Sal 94
1 Cor 7, 32-35
Mc 1, 21b-28
Lunes
29 enero
2 Sam 15, 13-14; 16, 5.13a
Sal 3
Mc 5, 1-20
Martes
30 enero
2 Sam 18, 9-10. 14b. 24-25a. 31 – 19, 3
Sal 85
Mc 5, 21-43
Miércoles
31 enero
2 Sam 24, 2. 9-17
Sal 31
Mc 6, 1-6
Jueves
1 febrero
1 Re 2, 1-4. 10-12
Sal 1 Crón 29, 10-12
Mc 6, 7-13
Viernes
2 febrero
Mal 3, 1-4 O BIEN Heb 2, 14-18
Sal 23
Lc 2, 22-40
Sábado
3 febrero
1 Re 3, 4-12
Sal 118
Mc 6, 30-34

Defiende tu fe

¿Por qué los católicos tenemos imágenes?
¿O… TENEMOS ÍDOLOS?

¿Qué es un ídolo según la Biblia?

Muchos años antes de Jesús, en tiempo de Moisés, Dios comenzó a formar a su pueblo elegido, el pueblo de Israel. Era gente muy primitiva que Dios había sacado del politeísmo para llevarla al monoteísmo. Todos estos pueblos antiguos tenían infinidad de dioses, los que adoraban y representaban a través de imágenes de baales, que tenían la forma de un toro, de un león o de otros animales.

A esas imágenes, el pueblo de Moisés las llamaba «ídolos» o falsos dioses. La gente de aquel tiempo pensaba que estas imágenes tenían un poder mágico o una fuerza milagrosa. En el fondo estos ídolos eran representaciones de poderes o vicios del hombre mismo. Por ejemplo, la imagen del becerro de oro que aparece en Éxodo 32, era la expresión de la fuerza bruta de la naturaleza. También podía representar la encarnación del poder sexual desorientado y vicioso. Y el oro del becerro significaba el poder de la riqueza que explota y aplasta al hombre, es decir, el hombre con sus vicios, representados en el becerro de oro, quiere ser dios y no quiere dejar lugar al único y verdadero Dios.
Dios llamó al pueblo hebreo a avanzar por la senda del monoteísmo, dejando atrás los ídolos y dando adoración al verdadero Dios. Pero los israelitas de aquel tiempo atraídos por las prácticas de los pueblos paganos querían, a veces, volver al politeísmo y a la adoración de ídolos.

Entonces Moisés, inspirado por Yahvé-Dios les prohibió estrictamente hacer estos ídolos:

«No tengas otros dioses fuera de mí, no te hagas estatua, ni imagen alguna de lo que hay en el cielo ni en la tierra ni te postres ante esos «ídolos», no les des culto».

Queridos hermanos, estos textos bíblicos son muy claros en su prohibición de hacer imágenes o estatuas de falsos dioses. Pero otra cosa muy distinta es aplicar estos textos a las imágenes como adornos o signos religiosos. Estos signos (imágenes) nunca han sido prohibidos por Dios ni por la Biblia.

Entonces, si no tenemos ídolos ¿qué son?

La Sagrada Escritura siempre hace la distinción entre imágenes como «ídolos» e imágenes como «adornos o signos religiosos».

Leamos algunos textos en los cuales Dios mismo manda a Moisés hacer imágenes como símbolos religiosos:
«Harán dos querubines de oro macizo, labrados a martillo y los pondrán en las extremidades del lugar del perdón, uno a cada lado… Allí me encontraré contigo y te hablaré desde el lugar del perdón, desde en medio de los querubines puestos sobre el arca del Testimonio…» (Ex. 25,18-22).

Estos dos querubines parecidos a imágenes de ángeles, eran adornos religiosos para el lugar más sagrado del templo. Pues bien, estas imágenes, hechas por manos de hombres, estaban en el templo, en el lugar más sagrado y nunca fueron consideradas como ídolos, sino todo lo contrario, el mismo Dios ordenó construirlos.

Leamos otro texto del Antiguo Testamento.: Números 21, 8-9. Ahí se nos narra como en aquel tiempo los israelitas murmuraban contra Dios y contra Moisés. Entonces Dios mandó contra el pueblo serpientes venenosas que los mordían, de modo que murió mucha gente.

Moisés intercedió por el pueblo y Dios le respondió: «Haz una serpiente de bronce, ponla en un palo y todo el que la mire se salvará».

Nos damos cuenta otra vez de que esta serpiente de bronce era una imagen hecha por manos de hombre, pero no para adorar, sino que era un «signo religioso» para invocar a Dios con fe.

Hay otros textos en la Biblia que nos hacen ver que en el templo de Jerusalén había varias imágenes o esculturas que no fueron prohibidas, menos aún consideradas como ídolos.

Dice el Salmo 74, 4-5:
«Tus enemigos rugieron dentro de tu santuario como leñadores en el bosque, derribaron con hacha las columnas y esculturas en el templo».

Eso significa que en el templo de Jerusalén había también esculturas o imágenes.

Queridos hermanos católicos, esas indicaciones de la Biblia son suficientes para decir que la Biblia, sí, prohíbe la fabricación de imágenes como dioses falsos, (ídolos) pero nunca ha prohibido las imágenes o esculturas como adornos religiosos.

Que nadie entonces los venga a molestar por tener una imagen o adorno en su templo o en su casa. Es por falta de conocimientos bíblicos, o por mala voluntad, que los hermanos protestantes les meten estas cosas en la cabeza.

Catequízate

LA CREACIÓN

Tal como nos lo relata el Libro del Génesis, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza (Ver Gen. 1,27) para que fuera feliz en la tierra, alabando a Dios y dominando la naturaleza, de la que fue hecho Señor (Ver Gen. 1,29-30).

Dios creó al hombre por amor, y todo lo creado era expresión de este amor de Dios por el hombre. Por ello, hasta antes del pecado, el hombre vivía en plena armonía, reconciliado con Dios, consigo mismo, con los seres humanos y con todo lo creado. El hombre vivía, por tanto, en estado de felicidad.

¿Por qué creó Dios al hombre?
Por amor, por puro amor.

¿Cómo creó Dios al hombre?
Lo creó a su imagen y semejanza.

¿Para qué creó Dios al hombre?
Lo creó para que lo alabara, fuera feliz, viviera en armonía con sus congéneres y dominara lo creado.

¿Dios creó buenas todas las cosas?
Sí, Dios creó buenas todas las cosas, porque de Él no puede salir nada malo.

¿Sabías qué?

Nuestra parroquia se construyó hace más de 400 años

La evangelización fue llevada a cabo en 1561 por los franciscanos del convento de Metepec. Los franciscanos llevaron a cabo la construcción de la parroquia en 1571, siglo XVI de estilo barroco, en honor al Santo Patrono, San Miguel Arcángel, cuya imagen llegó directamente de España un 7 de enero, y fue colocada en la parte más alta del altar mayor.

Infografía: 10 metas diarias para ser mejor


Reflexión

¿Desgracia o bendición?

En un pequeño pueblo vivía un anciano con su hijo de 17 años. Un día, el único caballo blanco con que trabajaba saltó la reja y se fue con varios caballos salvajes.

La gente del pueblo murmuraba:
¡Qué desgracia la suya, Don Cipriano!, y él, tranquilo, contestaba: «Quizás una desgracia o quizás una bendición».

Días después, el caballo blanco volvió junto a un hermoso caballo salvaje, y la gente saludaba al anciano diciéndole:
¡Qué bendición!, a lo que Don Cipriano replicaba: «Quizás una desgracia o quizás una bendición».

A los pocos días, el hijo adolescente, mientras montaba el caballo salvaje para domarlo, fue derribado y se fracturó una pierna, a raíz de lo cual empezó a cojear, y la gente le decía al anciano;
¡Qué desgracia la suya, buen hombre!, a lo que él replicaba: «Quizás una desgracia o quizás una bendición».

Días después se inició una guerra y todos los jóvenes del pueblo fueron llevados al frente de batalla, pero a su hijo no lo llevaron por su cojera, y toda la gente del pueblo saludaba al anciano y le comentaba:
¡Qué bendición la suya, Don Cipriano!.

Y él, con su fe inquebrantable, contestó una vez más diciendo:
«Sólo Dios lo sabe, quizás sea una bendición o quizás una desgracia».

Efectivamente, sólo Dios sabe, y Él nunca se equivoca.

Santo del día




Tema

EL TIEMPO ORDINARIO

Ordinario no significa de poca importancia, anodino, insulso, sin color. Sencillamente, con este nombre se le quiere distinguir de los “tiempos fuertes”, que son el ciclo de Pascua y el de Navidad con su preparación y su prolongación.

Es el tiempo más antiguo de la organización del año cristiano. Y además, ocupa la mayor parte del año: 33 ó 34 semanas, de las 52 que hay.

El Tiempo Ordinario tiene su gracia particular que hay que pedir a Dios y buscarla con toda la ilusión de nuestra vida: así como en este Tiempo Ordinario vemos a un Cristo ya maduro, responsable ante la misión que le encomendó su Padre, le vemos crecer en edad, sabiduría y gracia delante de Dios su Padre y de los hombres, le vemos ir y venir, desvivirse por cumplir la Voluntad de su Padre, brindarse a los hombres.

Así también nosotros en el Tiempo Ordinario debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor, y sobre todo, cumplir con gozo la Voluntad Santísima de Dios. Esta es la gracia que debemos buscar e implorar de Dios durante estas 33 semanas del Tiempo Ordinario.

Crecer. Crecer. Crecer. El que no crece, se estanca, se enferma y muere. Debemos crecer en nuestras tareas ordinarias: matrimonio, en la vida espiritual, en la vida profesional, en el trabajo, en el estudio, en las relaciones humanas.

Debemos crecer también en medio de nuestros sufrimientos, éxitos, fracasos. ¡Cuántas virtudes podemos ejercitar en todo esto!

El Tiempo Ordinario se convierte así en un gimnasio auténtico para encontrar a Dios en los acontecimientos diarios, ejercitarnos en virtudes, crecer en santidad…y todo se convierte en tiempo de salvación, en tiempo de gracia de Dios. ¡Todo es gracia para quien está atento y tiene fe y amor!

El espíritu del Tiempo Ordinario queda bien descrito en el prefacio VI dominical de la misa: “En ti vivimos, nos movemos y existimos; y todavía peregrinos en este mundo, no sólo experimentamos las pruebas cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida futura, pues esperamos gozar de la Pascua eterna, porque tenemos las primicias del Espíritu por el que resucitaste a Jesús de entre los muertos”.

Este Tiempo Ordinario se divide como en dos “tandas”. Una primera, desde después de la Epifanía y el bautismo del Señor hasta el comienzo de la Cuaresma. Y la segunda, desde después de Pentecostés hasta el Adviento.

Les invito a aprovechar este Tiempo Ordinario con gran fervor, con esperanza, creciendo en las virtudes teologales. Es tiempo de gracia y salvación. Encontraremos a Dios en cada rincón de nuestro día. Basta tener ojos de fe para descubrirlo, no vivir miopes y encerrados en nuestro egoísmo y problemas.

Dios va a pasar por nuestro camino. Y durante este tiempo miremos a ese Cristo apóstol, que desde temprano ora a su Padre, y después durante el día se desvive llevando la salvación a todos, terminando el día rendido a los pies de su Padre, que le consuela y le llena de su infinito amor, de ese amor que al día siguiente nos comunicará a raudales. Si no nos entusiasmamos con el Cristo apóstol, lleno de fuerza, de amor y vigor…¿con quién nos entusiasmaremos?

Cristo, déjanos acompañarte durante este Tiempo Ordinario, para que aprendamos de ti a cómo comportarnos con tu Padre, con los demás, con los acontecimientos prósperos o adversos de la vida. Vamos contigo, ¿a quién temeremos? Queremos ser santos para santificar y elevar a nuestro mundo.

EL COLOR VERDE

Este color simboliza la virtud de la esperanza.

Es usado durante el Tiempo Ordinario, después de Navidad hasta Cuaresma, y después del Tiempo de Pascua hasta el Adviento, en los domingos y en aquellos días que no exigen otro color. Es tiempo de esperanza por la venida del Mesías y por la Resurrección salvadora respectivamente.

Año de la Juventud

México inaugura el Año de la Juventud como camino hacia el Sínodo 2018

La Iglesia en México inaugura el Año de la Juventud como camino de los jóvenes hacia el Sínodo de los Obispos convocado por el Papa Francisco para octubre de 2018 y que estará dedicado al tema: “Los Jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.

La apertura tuvo lugar el domingo 22 de octubre con una Misa presidida por el Nuncio Apostólico en México, monseñor Franco Coppola, en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Hasta el lugar llegaron adolescentes y jóvenes mexicanos provenientes de todas las jurisdicciones eclesiásticas del país y la ceremonia estuvo marcada por dos momentos especiales: La entronización de las reliquias de San José Sánchez del Río, joven mártir de la guerra cristera, asesinado con tan sólo 14 años, quien fue nombrado patrono de los jóvenes de la arquidiócesis de la Ciudad de México. Y junto a él, la figura de San Felipe de Jesús, primer santo mexicano mártir en Japón al inicio del siglo XVII, nombrado patrono de todos los jóvenes de México.

Con este gran acontecimiento, la Iglesia en México dio oficialmente la bienvenida al «Año de la Juventud», de octubre de 2017 a octubre de 2018; una iniciativa que los obispos mexicanos ponen en marcha de cara al Sínodo de los Obispos con el fin de fortalecer la comunión con toda la Iglesia Universal que se prepara para celebrar este gran evento sinodal.

Juventud: esperanza del presente y futuro de la Iglesia
En un carta publicada recientemente por la Conferencia Episcopal Mexicana, los obispos explican que la Iglesia es consciente «de la riqueza que representan los adolescentes y jóvenes para la nación» y manifiestan su deseo para que en «este período se viva de manera intensiva la Misión Joven, una manifestación concreta de la opción preferencial que hacemos por la evangelización de la juventud y de la profunda convicción de que son los jóvenes un verdadero potencial para el presente y el futuro de la evangelización en el mundo”.

“No somos ajenos ante las luces y sombras que se viven día a día en el mundo juvenil», aseguran los prelados en el documento. «Por esta razón, queremos profundizar en las necesidades de nuestra juventud, mediante un programa de reflexión y acción que aliente el protagonismo del joven en la misión de la Iglesia, en la transformación del mundo, de sus espacios vitales y comunidades”.

Por último, los obispos aseguran que con esta iniciativa, esperan marcar el camino que quieren emprender como pueblo para demostrar las grandes cualidades y talentos de las nuevas generaciones: su riqueza, su esperanza, su dignidad: “Que este caminar esté unido al Sínodo de los Obispos. Que esta aportación en este momento particular de la historia, nos ayude a encontrar como Iglesia también las modalidades más eficaces de hoy para anunciar la alegría del Evangelio, el cual produce vida en plenitud”, concluyen los prelados.

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